En este proyecto miembros del comité del paro internacional de mujeres de Nueva York entrevistaron con organizadoras de trabajos y cooperativas, como parte de un processo de co-produccion de sabiduría militante. Estamos interesadas
¿Cómo definimos la libertad? ¿Cómo definimos la liberación colectiva? Si es definida por el opresor, por la policía o por el gobierno, eso no es ni libertad ni liberación. Creo que nosotras, las personas de color, tenemos todos los medios para liberarnos a nosotras mismas.
Tengo 24 años y crecí en México y en California. Después me mudé aquí. Soy mexicana, chicana. Empecé a trabajar cuando tenía cuatro años en México. Trabajaba en el campo vendiendo una fruta llamada pitaya para poder pagar la escuela. Mi escuela estaba en otra ciudad, así que me tenía que levantar temprano todos los días. Toda esta lucha para poder tener educación. Para mi madre era muy duro poner comida en la mesa. Yo trabajé en el campo, pero también iba a casa y cocinaba para mis hermanos, le hacía la comida a un hermano que es mayor que yo. Hemos sufrido violencia doméstica. Mi madre fue violada por su padre y yo también fui agredida sexualmente, pero cuando me abrí con otras mujeres, estas lágrimas se convirtieron en felicidad y curación. Antes de eso yo no podía hablar con nadie sobre mi historia. Cuanto más hablas de ello, más mujeres diferentes te encuentras que han atravesado situaciones de violencia de género. Es un efecto dominó. Creo que es importante hablar de ello porque es liberador. Es una forma de liberación, pero también es una forma de encontrar solidaridad.
Cuando era pequeña, asesinaron a mi padre por defender su tierra. Mi madre y yo nos encargábamos de la cosecha y vendíamos maíz. A los hombres agricultores les pagaban mejor por el maíz. Mi madre, una pareja de piel más oscura y otra mujer, en cambio, cobraban bastante menos por el maíz, aunque fuese de la misma calidad. Yo comenté lo que había vivido a la gente que estaba organizada a mi alrededor. Las personas de color vivimos en comunidades organizadas – cuidando las unas de las otras de la policía, de esto, de lo otro… [Pero “organizar” no es el término.]
Mi madre me mandó a U.S. porque yo era la única de mis hermanos que tenía papeles. Como cualquier otra persona, vine aquí por mejores condiciones de vida para mí y para mi familia. Antes de estar organizada, una trata de ser silenciosa – de ni ser muy atrevida o ser muy vista. Creo que eso es parte de la experiencia de ser inmigrante. Eso puede no ser bueno, sin embargo, porque puede ir en tu contra cuando estás en la escuela o en el trabajo. Cuando era vendedora ambulante, me cogió un policía. Pero siempre intenté pasar desapercibida.
Ahora soy la lider del Proyecto de Iniciativa de Justicia de Género, que está siendo increíble. Atendimos este caso famoso sobre el encargado de los Worker Centers. Las supervivientes hablaron abiertamente y contaron cómo varias mujeres fueron agredidas sexualmente por este hombre, había niñas entre ellas. Lo estuvo haciendo durante años. Mucha gente no creía a las supervivientes, pero nosotras enseguida lo tuvimos claro. “No. Nos tenemos que deshacer de este señor”. Este tipo de agresores, este tipo de depredadores, saben muy bien cómo esconderse, así que nosotras inmediatamente le echamos de nuestra organización (Brandworkers). Nosotras estamos del lado de las supervivientes.
Estamos en el proceso de trabajar en una plataforma. Antes teníamos un programa de liderazgo de mujeres. Pero nos dimos cuenta de que no deberíamos sólo enseñar a las mujeres cómo ser fuertes en las calles y en el lugar de trabajo, también teníamos que enseñar a los hombres cómo ser aliados, cómo hablar de patriarcado y de machismo. Se trata de desenmascarar y retar al patriarcado, pero también se trata de ir a la raíz del mismo. Mucha gente piensa que esto sólo pasa con trabajadores inmigrantes sin educación. No. También pasa con hombres que tienen doctorados. He estado en diferentes círculos y la violencia de género es compleja, tóxica y está en todas partes. Nuestro objetivo principal es elevar la voz y el liderazgo de las mujeres inmigrantes, las mujeres indígenas, las transgéneros y las personas de color, y construir un espacio seguro para estas personas, porque muchas veces son marginalizadas. Esta conversación sobre la violencia de género y cómo abordarla desde los lugares de trabajo es muy nueva y no debería serlo.
Otras mujeres organizadoras me han estado presionando, diciendo que debería cobrar por esto, que me debería valorar y legitimar mi experiencia para cobrar. Tengo muchos años de experiencia. Es otro de los retos como organizadora joven. Llevo en el mundo asociativo, en otros países, desde los 17 o 16 años. Trabajé para AFSCME Local 3299 organizando a las trabajadoras del campus. Y fui trabajadora para USAS, United Students Against Sweatshops (Estudiantes Unidos en contra de la Planta Explotadora). Hace cinco años estuve organizándome en el campo de la fábrica de confección, tratando de crear el sindicato de los trabajadores en la zona de libre comercio en Nicaragua. Y también organicé un sindicato de trabajadores dentro de la fábrica de confección en República Dominicana.
Nuestro trabajo es esencial, pero he conocido a muchas personas que se retiran muy pronto. Se organizan en unas pocas ocasiones y luego lo dejan, especialmente las mujeres organizadoras. No he conocido una sola mujer que haya estado en el mundo organizativo por más de 10 años, debido muchas veces a lo que ellas puedan encontrar: abuso sexual, salud mental,… diferentes cosas. Creo que las organizadoras suelen ser psicólogas, sociólogas, y ese tipo de carreras, y el dedicarse a esto no es una carrera lucrativa comparada con otros ámbitos, lo cual es otro de los retos que nos toca afrontar.
Ahora mismo estamos trabajando en la campaña de los trabajadores I-9 Tomcat, que es sobre trabajadores indocumentados que fueron despedidos de la panadería Tomcat durante el control I-9 hecho por ICE en la fábrica. Fueron despedidos por no tener papeles. La principal reivindicación de la campaña es un despido e indemnización justa por todos los años de trabajo dedicados a la empresa. Otra de las compañías que tenemos es Amy’s Bread. Estos trabajadores serán los primeros trabajadores en la industria manufacturera de comida local, o incluso en la industria laboral en general, que lleguen a un acuerdo sobre sus propios derechos como trabajadores, muy similar a un contrato sindical. Están luchando por un aumento justo, en el acuerdo de justicia de los trabajadores, y por encuentros y reuniones con su jefe para hablar de unas mejores condiciones de trabajo. También ahora, a través de la iniciativa de la justicia de género, estamos intentando incorporar en el acuerdo un espacio en el que se establezca que el abuso sexual no será tolerado dentro del lugar de trabajo. Esto nunca ha sido incluido, ni tan siquiera en contratos sindicales.
Solemos hablar con las trabajadoras sobre cómo son sus días una vez llegan a casa. ¿Se distribuyen el trabajo con sus maridos? ¿Cómo se puede cambiar esto? Alguna de las trabajadoras que participó nos contó que ahora su marido la saca a bailar los sábados por la noche. Él antes nunca lo hacía. O que ahora el marido lleva a los niños a las citas del doctor, que era una tarea que siempre hacía ella. Nosotras les ayudamos a retarlos, a que se conviertan en lideresas tanto en su lugar de trabajo como en sus casas. Muchos hombres nos hablan sobre cómo no son partidarios de apoyar a los trabajadores que han abusado de las mujeres. Pero, ¿cómo apoyan a sus mujeres en la casa? Dentro de la iniciativa de la justicia de género también me reúno con las parejas y creo que está siendo muy bonito por los muchos hombres a los que ayudo. Ellos me dicen, “wow, Cynthia, nunca había llorado tanto en mi vida”, o, “éste es el único sitio en el que siento que puedo llorar y no mostrarme tan duro, como lo tengo que hacer con mi familia. Es un espacio de alivio.”
Formamos parte de la Alianza de Trabajadores de Cadena Alimenticia, lo que significa que tenemos otros grupos de trabajadores inmigrantes diferentes que forman parte del sistema alimentario: gente que cultiva tomates en Florida, personas que hacen su helado Ben & Jerry en Vermont. Estamos en contacto con estos trabajadores – apoyándonos unos a otros, haciendo cursos de formación en Conoce Tus Derechos y en cómo ser solidario frente a esta administración que se muestra tan agresiva con las personas inmigrantes. En May Day también había otros movimientos involucrados, como Black Lives Matter, NoDAPL, DACA, y movimientos de estudiantes indocumentados. En las acciones traemos Copwatch, que son personas encargadas de descarrilar y distraer a la policía; principalmente porque nuestras acciones suelen estar lideradas por trabajadores indocumentados, y nosotros priorizamos que nuestras trabajadoras estén a salvo y protegidas.
Una de las razones por las que se crearon los worker centers fue porque muchos trabajadores indocumentados estaban siendo marginados por los sindicatos. No se les reconocía los mismos derechos. En California se aprobó una ley, que había sido propuesta por varias compañías para proteger a sus trabajadores dentro del lugar de trabajo y que no permitía que el ICE entrase sin una autorización firmada por un juez. Esto fue consecuencia directa de la campaña realizada por los trabajadores de Tomcat que inspiró a otros trabajadores a organizarse. Recibimos varias llamadas de diferentes worker centers preguntando “¿Cómo lo hicieron? ¿Cómo empezaron esto?” También tuvimos a sindicalistas franceses que estaban interesadas en aprender nuestro modelo. Se publicó un artículo en Francia sobre las trabajadoras de Tomcat. Y también tuvimos con nosotras a personas de Alemania que querían aprender nuestro modelo y que se documentaron sobre el rol que jugábamos en el movimiento sindical no-empresarial y en el movimiento laboral en general, asegurándose de que en el movimiento laboral las voces de las personas inmigrantes eran escuchadas y formaban parte del liderazgo que estábamos ofreciendo.
Cuando estamos luchando por la justicia, si hay un solo movimiento o un solo individuo que siente que no se ha hecho justicia, entonces entiendo que no se ha conseguido justicia alguna. Liberación colectiva para todas. ¿Cómo definimos la libertad? ¿Cómo definimos la liberación colectiva? Si es definida por el opresor, por la policía o por el gobierno, eso no es ni libertad ni liberación. Creo que nosotras, las personas de color, tenemos todos los medios para liberarnos a nosotras mismas. Pero también soy una gran defensora de nuestra propia sanación y de nuestro propio crecimiento. Tenemos que curar nuestras heridas y traumas internos para poder servir mejor y a lo grande en el movimiento. Más que de liberación colectiva, yo hablo mucho de cura colectiva. El movimiento es muy violento. El movimiento es muy traumático. Pero el movimiento también puede englobar amor y cura de muchas maneras, como el arte y la música. Nosotras lo estamos construyendo. Nosotras estamos plantando semillas sanas. Conocí mucha gente que no quiso formar parte de la organización o del movimiento porque podemos llegar a ser muy explotadoras con nosotras mismas. Lo primero, antes que nada, tiene que ser nuestro propio cuidado. Mis nietos probablemente se enfrentarán con los mismos problemas. Son simplemente ciclos. Entonces, ¿cómo lo podemos hacer mejor en nuestro propio ciclo?