En este proyecto miembros del comité del paro internacional de mujeres de Nueva York entrevistaron con organizadoras de trabajos y cooperativas, como parte de un processo de co-produccion de sabiduría militante. Estamos interesadas particularmente en esclarecer las condiciones que a la vez permiten y limitan la organización laboral autónoma y la auto-determinacion. También nos interesa la manera en que la lucha de clases y la lucha feminista se constituyen mutuamente entre si. De ultima, nos gustaría concentrarnos en las maneras en las que los entrevistadas y entrevistadoras practican — e imaginan las posibilidades de — la acción colectiva como manera de transformar las condiciones de mayoría de los trabajadores, especialmente las condiciones de los que sienten as formas de explotación y disposición mas graves: las mujeres, los inmigrantes, y los trabajadores a bajo sueldo. Para leer otros testimonios, haga click aqui. Para ver mas informacion sobre el paro, haga click aqui.

Es muy importante que las mujeres que migran sepan que no están solas y que, a través de estos proyectos, se va construyendo comunidad.

Llegué a los Estados Unidos en el 2000, producto de las terribles condiciones económicas en México. Nací y crecí en la Ciudad de México. Mi marido llegó un año antes y mis hijos un año después. Los primeros años fueron muy difíciles: trabajaba muchas horas en una factoría y no veía el sol. Entraba en la madrugada cuando aún no amanecía y salía de noche, encerrada entre cuatro paredes con luz artificial.

Mi madre y mi hermano menor están en la Ciudad de México. Mi madre dependía del dinero que le enviamos entre mis hermanos y yo. Así logramos sacar adelante a mi hermano el más pequeño, que, afortunadamente, logró terminar su carrera como contador y encontrar trabajo. Después de muchos años de sostener a mi madre, ahora es independiente y tiene un puesto de ventas de artesanías en la zona arqueológica de Teotihuacán.

Mi familia valora enormemente lo que hago y hacemos acá. Es lo que hay que hacer para salir adelante, estar juntos. Mis otros dos hermanos viven también en Estados Unidos y entendemos que solo ayudándonos entre nosotros mismos podemos salir adelante. Ahora mismo, mis hijos ya son independientes. Mi hijo mayor vive con nosotros pero trabaja y se sostiene solo. Y mi hija está haciendo sus estudios y también se sostiene sola. Así que ahora sólo somos mi esposo y yo. Las tareas de la casa, salvo a veces las de la cocina, las hago yo. Mi esposo a veces ayuda a cocinar. Mi hijo se encarga de la limpieza de su cuarto y casi nunca está en la casa. Pero el trabajo doméstico es sencillo, pues somos pocos y no se me carga mucho. Además la casa es muy chica.

Hace ya varios años perdí el trabajo en la factoría. Entonces me acerqué al Workers Justice Project para encontrar otras alternativas. Ahí fue que iniciamos la Cooperativa en la cual trabajo, en el 2010.

Es una Cooperativa de limpieza doméstica, especializada en fabricar artículos que no sean nocivos para el ambiente. Nosotras mismas hacemos los productos que utilizamos y siempre estamos tratando de experimentar e innovar. En realidad, la gente gasta mucho en productos tóxicos que utiliza de manera desenfrenada. Pero para mantener limpia una casa no hace falta eso, basta con muy poco. Ahora somos 7 mujeres y, aunque el mercado es competido y competimos con las grandes agencias, vamos bastante bien. Trabajo pocas horas y eso me da tiempo de hacer mis cosas en la casa y dedicarme a hacer trabajo voluntario para el Worker´s Justice Project.

En el Worker´s Justice Project tenemos diversos proyectos; pero, por ahora, sostenemos cinco centrados en ayudar a trabajadores para que conozcan sus derechos y puedan defenderse de abusos laborales. En este país, es muy común que el trabajador migrante se vea sometido a distintos abusos–por ejemplo, es recurrente que les retengan o les roben su sueldo. Mediante estos proyectos ayudamos a dar orientación legal a diversos grupos de trabajadores, como son las empleadas domésticas y los trabajadores de la construcción. En otros casos, damos training–por ejemplo a empleadas domésticas–para que puedan estar mejor calificadas y tengan más y mejores oportunidades de trabajo. En lo personal, por ahora estoy enfocada en uno de los proyectos dedicados a explicar a los trabajadores sus derechos laborales.

El Worker´s Justice Project desarrolla un proyecto que se llama Economic Justice Initiative, enfocado a la organización de trabajadores para la defensa colectiva de sus derechos. Pero también apoya la creación y desarrollo de empresas colectivas y sustentables, que permitan mejores ingresos y condiciones justas de trabajo. De este modo, nuestra Cooperativa tomó forma como respuesta a las desigualdades salariales y los abusos laborales que enfrentamos los trabajadores que migramos.

Cuando yo me acerqué al Worker´s Justice Project e iniciamos la Cooperativa, lo primero que tuvimos que aprender fue a entender exactamente qué es una cooperativa. Porque una cooperativa funciona distinto a una empresa normal. Nosotros, en nuestra Cooperativa, somos dueñas de nuestro trabajo. En una agencia, una es sólo un número más. En nuestra Cooperativa organizamos nuestro propio tiempo, nos entrenamos y nos ayudamos unas a las otras. Pero llegar a este punto requirió esfuerzos colectivos. Por ejemplo, fue muy importante contar con el apoyo de Worker´s Justice Project : nos ofrecieron entrenamiento, educación, asesoría legal de todo tipo y, al principio, incluso recursos económicos. Muchas veces recurrimos, también, a otras cooperativas para apoyarnos en cuestiones fiscales, legales o de contabilidad. Porque además de ser autosustentable, nuestra Cooperativa, Eco-Cleaning, es también parte de laNYC Network of Worker Cooperatives, una gran red de cooperativas, con las que tejemos alianzas y creamos puentes de ayuda mutua. Frecuentemente, esta red organiza eventos a los que asisten diversas cooperativas. Ahí compartimos experiencias y conocimientos. Ahora mismo estamos buscando apoyo para desarrollar una estrategia de marketing por internet, por ejemplo, con el apoyo de otras cooperativas con más experiencia en cuestiones como redes sociales.

Es verdad, en nuestra Cooperativa todavía somos pocas, siete en total, pero el trabajo va bien, somos autosuficientes, nos ayudamos unas a las otras y, además, no sufrimos abusos. Yo, la verdad, puedo trabajar muchas menos horas y eso me permite apoyar como voluntaria otros proyectos y, también, tener tiempo para mí y para mi familia. Trabajar así me permite sostenerme bien–aunque, hay que mencionar que somos dos: mi esposo también trabaja y trabaja todo el dia. Algo fundamental es que, trabajando en nuestra Cooperativa, me siento reconocida y valorada. Todas sabemos que lo que hacemos es para nosotras, para construirnos un futuro. Tenemos buenas expectativas. Hemos logrado encontrar trabajo en las distintas áreas de Nueva York, excepto en el Bronx, no sabemos bien porqué. Pero ahora, con la nueva estrategia de redes sociales, podremos llegar a más personas.

No todo es color de rosa, sin embargo. Por ejemplo, con el nuevo presidente de la Cooperativa nos sentimos un poco frenadas. Parece pesimista y, a veces, nos baja los ánimos. Cuando estábamos haciendo planes con mi familia para conseguir una casa propia, ya que la renta es muy cara, el nuevo presidente nos dijo que no tenía caso invertir en una casa ahora, pues no sabíamos si nos íbamos a quedar en el país. Algo tiene de razón: con Trump, todo el mundo tiene miedo, porque realmente no sabemos si nos vamos a poder quedar, a pesar de todo nuestro trabajo. Sin embargo, toda mi vida está aquí. Imaginate, estoy hace más de diecisiete años en Estados Unidos — y toda mi familia también, salvó mi mama y mi hermano menor. Logramos ya, incluso, que mi mamá y mi hermano pudieran viajar a visitarnos. Es decir: ya echamos raíces aquí. Extraño México, desde luego, mi cultura y mi gente tan amable. Pero venirnos para acá nos cambió todo. Le dio un mejor futuro a nuestros hijos, para empezar, y, cuando una es madre, sólo en eso piensa: que los hijos tengan mejores oportunidades que una. Claro está, entonces, que queremos quedarnos. No podemos detener la vida por miedo al Trump.

Yo estoy muy agradecida con la organización. Es muy importante que las mujeres que migran busquen información. Que sepan que no están solas y que a través de estos proyectos se va construyendo comunidad. La organización tiene mucho que ofrecer: training, amistades, educación y oportunidades de trabajo, por ejemplo. Pero hay que saber buscar, también. Hay que moverse mucho, nunca quedarse paradas, y saber que siempre se puede aprender y mejorar. Ahora sé que jamás regresaria a la factoría. De hecho, hace un tiempo mi ex jefe me ofreció regresar y yo le dije que no. Ahora me siento libre.

Erika: Worker’s Justice Project and Eco-Cleaning Coop
by International Women’s Strike NYC
Entrevista por Jimena Vergara
IWS-NYC.
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